Hoy se celebra en España y en el resto de paises de habla hispana el día de la Hispanidad.
En este día festivo para todos los españoles (y también para los que no se sienten españoles pero que se levantarán a las 12 de la mañana), se conmemora el día en el que Cristóbal Colón arribó a una isla llama Guanahani, y que posteriormente fue rebautizada como San Salvador.
Desde ese día, dos continentes que se habían desarrollado paralelamente sin tener uno conocimiento de la existencia del otro, permanecieron en contacto para siempre.
En la España de nuestra era, en la que nuestro presidente del gobierno presume de "memoria histórica" y de "educación para la ciudadanía", se pasa por alto el significado de aquel 12 de Octubre de 1492 y su posterior relevancia en el desarrollo de la humanidad.
Se quiere minimizar la importancia de este día, es más, si por los que desgobiernan España fuese, esa fecha la condenarían por genocidio y crímines contra la humanidad. Los progres, ya saben.
En la España de hoy, nadie se sorprende si una persona llama "facha" o "radical" a otra que porte la bandera nacional. Sin duda, es la consecuencia última del proceso de desintegración de la cultura española.
Determinados sectores de la sociedad española se avergüenzan de nuestra historia, de nuestra lengua, de nuestro himno y también de nuestra bandera.
Esa bandera nacional, que cuenta ya con más de dos siglos de historia, exactamente desde 1775, ha vivido desde entonces diferentes diseños, escudos y regímenes.
A excepción del periodo de la segunda república (1931-1939), cuando sustituyó una de las dos franjas rojas por el morado, la bandera oficial siempre ha lucido roja y gualda.
El problema es que tras la dictadura franquista, gran parte de la izquierda española no concibe la actual bandera como la bandera de la España democrática. Una situación que ha dado alas a los partidos nacionalistas, y que hoy más que nunca, estamos pagando las consecuencias.
En España, tal y como están las cosas, es imposible que salga un dirigente socialista y diga, como Ségolène Royal en la campaña francesa, que la izquierda tiene «que conquistar los símbolos de la nación y no dejarse encerrar en una desviación de la identidad nacional».
Aquí Zapatero y sus amigos de Izquierda Undida lo único que conquistan es "el cariño" de dictadores como Fidel Castro o Hugo Chávez.
¿Se puede esperar algo bueno de quienes cobardemente toleran que se incumpla la ley de banderas en los edificios oficiales de la administración pública? ¿Quién puede confiar en unos gobernantes que pactan con los partidos cuyas juventudes se dedican a quemar la foto del Rey?
¿Y Zapatero? "Serenidad" aconseja. Mientras tanto a jugar a la táctica del despiste y a salir huyendo del desfile para evitar los abucheos de los ciudadanos allí presentes.
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