Las cosas no han cambiado mucho en lo que a los enfrentamientos entre Sevilla y Betis se refiere. Al igual que sucediera en el partido de ida celebrado el día de Reyes, el Sevilla demostró la diferencia abismal que hoy existe entre ambos equipos. Un derby más en el que ganó el de casi siempre. Un derby más que nos deja varias conclusiones.
En primer lugar, el cansino y estéril debate sobre lo que muchos han dado en llamar liga particular no deja ningún tipo de dudas: 5-0 a favor del Sevilla en el cómputo global liguero. Si bien es cierto que el Betis ya no se jugaba nada, salvo la honra de ganar el derby, –que no es poco- el conjunto nervionense hizo valer su condición de equipo necesitado y demostró desde el arranque que necesitaba la victoria para intentar alcanzar la cuarta plaza.
Un gol de Luis Fabiano y otro de Fazio pusieron suficiente tela de por medio como para que el Betis pudiese reaccionar. A partir de ahí las gradas del estadio situado en la avenida de La Palmera se fueron despoblando a un ritmo vertiginoso. Fue cuando algunos de los aficionados béticos comenzaron a corear “Lopera vete ya”. No obstante, los biris allí presentes hicieron gala de la guasa y la sorna que los caracteriza a veces, y respondieron con un "Lopera quédate" que dolió más que el 0-2 del marcador. Cosas de la cainita capital andaluza.
Otra de las consecuencias y no menos importantes es la actitud que a partir de ahora tome la afición bética respecto a su máximo accionista. La afición deberá elegir entre que su felicidad siga dependiendo de los males de su vecino o bien trazar un rumbo propio y centrarse en sus problemas internos –que no son pocos-. El día que el Sevilla hizo esto último, comenzó a ganar títulos a chorros. A día de hoy, para un sevillista un derby no es más que un partido más en el que se disputan 3 puntos. Algo parecido a lo que les sucede en Madrid a los madridistas respecto a los atléticos.
Mientras en el césped los 90 minutos nos habían dejado la certeza de que en el campo sólo existía un equipo, la afición local se consolaba celebrando la victoria del Atlético de Madrid, lo que a la postre dejaba al eterno enemigo sin Champions League. Ya saben, quien no se consuela es porque no quiere. Pero en realidad, con esa actitud a quien le hicieron un favor es al –ahora odiado- señor Ruíz de Lopera. Para él, gobernar el club heliopolitano se hace más fácil si sus criaturitas están más pendientes de la paja del ojo ajeno que de la viga del ojo propio. Aprovechando esta coyuntura, los medios de comunicación oficiales del club bético siguen empeñados en distorsionar la realidad. Esta es la crónica del derby insertada en la página web oficial:
El Real Betis no pudo sacar nada positivo en el derby a pesar de llevar el peso del partido en todo momento. El conjunto de Francisco Chaparro atacó por ambas bandas, lo intentó por alto y por bajo, pero el rival concentró muchos futbolistas en su área y fue muy complicado llegar a la meta de Palop. En una acción aislada, el delantero Luis Fabiano aprovechó un pase en profundidad y estableció el 1-0 en un mano a mano ante Ricardo. A partir de aquí, el encuentro fue un monólogo y el Betis tuvo la posesión del balón en todo momento. La segunda parte comenzó con un conjunto bético muy fuerte, pero Fazio aprovechó un corner para poner el definitivo 2-0. En el resto del partido, el Betis insistió una y otra vez ante un rival ultradefensivo, hasta que llegó el final del encuentro con el buen trabajo de los verdiblancos que no encontraron premio.
Es sólo un ejemplo más de hasta qué punto el Real Betis es un club dirigido por un hombre empecinado en deformar la realidad y en engañar a la afición bética. Mientras él siga en el mando, la alargada sombra de Caín y Abel continuará proyectándose sobre la ciudad de Sevilla.
En primer lugar, el cansino y estéril debate sobre lo que muchos han dado en llamar liga particular no deja ningún tipo de dudas: 5-0 a favor del Sevilla en el cómputo global liguero. Si bien es cierto que el Betis ya no se jugaba nada, salvo la honra de ganar el derby, –que no es poco- el conjunto nervionense hizo valer su condición de equipo necesitado y demostró desde el arranque que necesitaba la victoria para intentar alcanzar la cuarta plaza.
Un gol de Luis Fabiano y otro de Fazio pusieron suficiente tela de por medio como para que el Betis pudiese reaccionar. A partir de ahí las gradas del estadio situado en la avenida de La Palmera se fueron despoblando a un ritmo vertiginoso. Fue cuando algunos de los aficionados béticos comenzaron a corear “Lopera vete ya”. No obstante, los biris allí presentes hicieron gala de la guasa y la sorna que los caracteriza a veces, y respondieron con un "Lopera quédate" que dolió más que el 0-2 del marcador. Cosas de la cainita capital andaluza.
Otra de las consecuencias y no menos importantes es la actitud que a partir de ahora tome la afición bética respecto a su máximo accionista. La afición deberá elegir entre que su felicidad siga dependiendo de los males de su vecino o bien trazar un rumbo propio y centrarse en sus problemas internos –que no son pocos-. El día que el Sevilla hizo esto último, comenzó a ganar títulos a chorros. A día de hoy, para un sevillista un derby no es más que un partido más en el que se disputan 3 puntos. Algo parecido a lo que les sucede en Madrid a los madridistas respecto a los atléticos.
Mientras en el césped los 90 minutos nos habían dejado la certeza de que en el campo sólo existía un equipo, la afición local se consolaba celebrando la victoria del Atlético de Madrid, lo que a la postre dejaba al eterno enemigo sin Champions League. Ya saben, quien no se consuela es porque no quiere. Pero en realidad, con esa actitud a quien le hicieron un favor es al –ahora odiado- señor Ruíz de Lopera. Para él, gobernar el club heliopolitano se hace más fácil si sus criaturitas están más pendientes de la paja del ojo ajeno que de la viga del ojo propio. Aprovechando esta coyuntura, los medios de comunicación oficiales del club bético siguen empeñados en distorsionar la realidad. Esta es la crónica del derby insertada en la página web oficial:
El Real Betis no pudo sacar nada positivo en el derby a pesar de llevar el peso del partido en todo momento. El conjunto de Francisco Chaparro atacó por ambas bandas, lo intentó por alto y por bajo, pero el rival concentró muchos futbolistas en su área y fue muy complicado llegar a la meta de Palop. En una acción aislada, el delantero Luis Fabiano aprovechó un pase en profundidad y estableció el 1-0 en un mano a mano ante Ricardo. A partir de aquí, el encuentro fue un monólogo y el Betis tuvo la posesión del balón en todo momento. La segunda parte comenzó con un conjunto bético muy fuerte, pero Fazio aprovechó un corner para poner el definitivo 2-0. En el resto del partido, el Betis insistió una y otra vez ante un rival ultradefensivo, hasta que llegó el final del encuentro con el buen trabajo de los verdiblancos que no encontraron premio.
Es sólo un ejemplo más de hasta qué punto el Real Betis es un club dirigido por un hombre empecinado en deformar la realidad y en engañar a la afición bética. Mientras él siga en el mando, la alargada sombra de Caín y Abel continuará proyectándose sobre la ciudad de Sevilla.
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