miércoles, 20 de julio de 2011

Derecho a acampar


Un año después de la reforma socialista de la ley del aborto las asociaciones Hazte Oír y Derecho a Vivir iniciaron una marcha provida frente al Congreso de los Diputados. Lo que comenzó como una manifestación contra el “derecho” a abortar desembocó en la #AcampadaVida en la Puerta del Sol, que se prolongó una semana. La policía, al principio, y grupos feministas y simpatizantes del 15-M después, les pusieron todo tipo de trabas.


El 5 de julio de 2010 Bibiana Aído se jactaba de haber promovido una ley del aborto “más segura y con mayores garantías jurídicas” que la de 1985. La titular del extinto ministerio de Igualdad andaba preocupada por aquel entonces con “frenar el creciente número de abortos de las últimas décadas”. Los voceros del Gobierno y la propia exministra se las prometían muy felices con la que consideraban -y consideran- una norma “mucho mejor de la que teníamos”.

Por el camino Aído había tratado de inculcar en la opinión pública -con más o menos éxito- que el aborto no era ni mucho menos un fracaso sino todo lo contrario, un derecho al alcance incluso de las jóvenes de 16 años. “¿Por qué negarles la interrupción voluntaria del embarazo a unas chicas que se pueden poner tetas?”. La lógica era aplastante, como aquello de que “un feto de trece semanas es un ser vivo, pero no un ser humano”.

Un año después de la entrada en vigor de la ley, la opacidad del Gobierno al ocultar las cifras reales de abortos no hace sino levantar las sospechas de los que creen que el número ha aumentado. Así lo estiman las organizaciones provida Hazte Oír y Derecho a Vivir, que convocaron una velada frente al Congreso de los Diputados el pasado 3 de julio.

Lo que iba a ser eso, una concentración contra la ley del aborto, acabó por poner de los nervios al Gobierno y a las feministas del movimiento 15-M.

Todo se inició cuando en plena protesta, el portavoz de Derecho a Vivir, Jaime Hernández, le propuso al presidente de Hazte Oír, Ignacio Arsuaga, organizar una acampada en la misma Puerta del Sol para recoger firmas contra la ley Aído. “¿Y por qué no?”, le respondió. Enseguida un grupo de más de un centenar de manifestantes enfilaron la Carrera de San Jerónimo en dirección a Sol. La policía les impidió el paso, por lo que tuvieron que llegar una hora después por las calles aledañas.

Tras acampar recibieron la primera en la frente. Un agente municipal les ordenó desmontar el puesto informativo e incluso denunció al responsable -Jaime Hernández-. Ahí no quedó la cosa porque un grupo de jóvenes que pasaban por allí –¿o eran del 15-M?- les amenazaron argumentando que no podían acampar sin permiso del movimiento del 15 de mayo.

El lunes ya fueron muchos los que se desayunaron la noticia de que unos jóvenes ajenos al 15-M habían habilitado un stand informativo... contra la ley del aborto. La reacción en los sectores izquierdistas fue inminente. Internet se convirtió en el lugar elegido por los grupos feministas y proabortistas para amenazar –a veces de muerte- a los miembros de HO y DAV. Del mismo modo establecieron las pautas a seguir para boicotear la #AcampadaVida. Nada resultó espontáneo.

En twitter Ángel Fernández Lucas lanzaba una amenaza terrorista: “kiere poner una bomba? elija donde más le guste @derechoavivir @hazteoir @intereconomia o tambien puede ponersela a las 3!”.

A medida que #AcampadaVida se convertía en trending topic -tema muy comentado- los abortistas aumentaban el tono de sus insultos al ver que el movimiento provida estaba teniendo un gran respaldo popular en la red. “A los de #acampadavida deberian fusilarlos, puta democracia, putos facistas, acabemos con ellos”.

De las amenazas virtuales se pasó a las agresiones reales. Bajo el principio acción-reacción un nutrido grupo de feministas llevó a la práctica lo ensayado en los foros de internet y lo dirimido en las reuniones originadas a tal efecto.

Ese mismo día por la tarde comenzó la agitación en la puerta del Sol: las feministas se dieron cita delante de los acampados provida y comenzaron a insultar a los presentes. Todo ello con el fin de amedrentar y buscar la provocación. La misma escena la repitieron durante toda la semana pero siempre pincharon en hueso.

Esa indiferencia mostrada ante los provocadores acabó por retratar a las feministas. Algunas optaban ahora por presentarse solas, en avanzadilla, pero siempre con el objetivo de hacer morder el anzuelo a algún miembro de DAV o HO.

Así, el miércoles una feminista se acercó al puesto informativo profiriendo insultos contra todos los presentes. Nicolás de Cárdenas, jefe de comunicación externa de Hazte Oir, trató de calmarla. Lejos de controlar su odio tiró una de las cámaras de HO al suelo y les echó una botella de agua por encima a varios de los presentes. “Me dais asco, que os follen. Estáis en contra del aborto porque tenéis dinero para mantener a los niños”, se despachó la joven.

A pesar de todas estas vicisitudes el ánimo no decayó entre los acampados provida y después de siete días acampados han logrado un importante respaldo a su manifiesto contra la nueva ley del aborto y la futurible de “muerte digna”. En total han recogido más de 15.000 firmas. De momento no han llegado a las 600.000 recogidas en Polonia, pero es un buen comienzo.



Mariachis por la vida

El jueves por la tarde la #AcampadaVida tenía programado recibir la visita del doctor Jesús Poveda, presidente de Provida Madrid. Poveda pronunció un discurso en el que censuró la ley del aborto y las prácticas eutanásicas, en clara alusión al anteproyecto de la ley de “muerte digna” que prepara el ministerio de Leire Pajín. En mitad del discurso del doctor aparecieron -y éstos sí, de forma espontánea- los célebres mariachis de la Puerta del Sol. Cuando acabó la intervención de Jesús Poveda los mexicanos tomaron el micrófono y declararon su afinidad a lo que allí se estaba celebrando. En pocos minutos el número de curiosos en torno a la carpa de Hazte Oír se multiplicó. Las rancheras que tocaron propiciaron que varias parejas de jóvenes se arrancaran a bailar. Esto provocó que la expectación creciera de tal forma que el número de asistentes aumentara hasta doscientos. El sonido alegre de las rancheras tuvo la culpa de que mucha de la gente que transitaba a esa hora en Sol con las prisas propias de un día de diario conociera el motivo de la instalación de la carpa. Se puede decir que cinco rancheras consiguieron cientos de firmas.

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