Cualquiera que presuma de ser cofrade en Sevilla no le resultará en absoluto extraña, la popular frase que acuñan los capataces cada Semana Santa para darle el último aviso a sus costaleros: "a ésta es". Y todos a una levantan el paso.
En el día de ayer, el archiconocido juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, ordenó el ingreso en prisión incondicional a la alcaldesa de Mondragón, Inocencia Galparsoro (ANV). El magistrado le acusa de colaboración con organización terrorista y quebrantamiento de las medidas cautelares.
Hasta ahí, todos de acuerdo.
Pero resulta curioso que hace justo un año, dentro de la vorágine del proceso de paz, el mismo juez, pero ay, en esas zapateriles circunstancias, decía que no veía ningún indicio que vinculara a la formación abertzale ANV con la organización terrorista Eta. Mientras todos los españoles sí sabíamos que la izquierda abertzale y Eta eran –y son- la misma mierda, él –que naturalmente, también lo sabía- se empecinaba en defender lo contrario. En concreto, Garzón usó una terminología un tanto peculiar (indicio, certeza, vinculación…) para intentar hacernos tragar ranas, sapos y culebras.
Su auto de 28 de abril de 2007 es más que esclarecedor. En aquella fecha, el juez al servicio de la Audiencia Nacional (¿o del PSOE?) decidió no suspender judicialmente al partido Acción Nacionalista Vasca (ANV) al interpretar que no existía ‘el más mínimo indicio de pertenencia, integración, vinculación orgánica, ni siquiera temporal o transitoria, de ANV con ETA-Batasuna’, rezaba aquel auto judicial.
¿Qué ha pasado en apenas un año para que el celebérrimo juez andaluz haya cambiado radicalmente de opinión?, nos preguntamos algunos. Que se sepa, ANV lo siguen componiendo hoy las mismas personas que hace un año. Que se sepa, ANV sigue sin condenar los atentados terroristas de la Eta, al igual que hacía un año atrás. Entonces, ¿porqué ha tuneado de esta forma sus autos judiciales el mediático juez Garzón?
Muy fácil. Fin del proceso de paz (otro eufemismo sacado de la chistera socialista) y asesinato en Mondragón del ex concejal socialista, Isaías Carrasco. Pero ahora Zapatero ya no necesita ni a Otegui -anteriormente denominado por él, hombre de paz-, ni a sus secuaces, vuelve a recurrir a Garzón. Y, éste, como de favores entiende una barbaridad, y además interpreta como pocos el peso de las circunstancias políticas del momento, ha creído conveniente ilegalizar todo lo que tenga que ver con Eta y su entorno.
Hasta ahí, todos de acuerdo.
Pero resulta curioso que hace justo un año, dentro de la vorágine del proceso de paz, el mismo juez, pero ay, en esas zapateriles circunstancias, decía que no veía ningún indicio que vinculara a la formación abertzale ANV con la organización terrorista Eta. Mientras todos los españoles sí sabíamos que la izquierda abertzale y Eta eran –y son- la misma mierda, él –que naturalmente, también lo sabía- se empecinaba en defender lo contrario. En concreto, Garzón usó una terminología un tanto peculiar (indicio, certeza, vinculación…) para intentar hacernos tragar ranas, sapos y culebras.
Su auto de 28 de abril de 2007 es más que esclarecedor. En aquella fecha, el juez al servicio de la Audiencia Nacional (¿o del PSOE?) decidió no suspender judicialmente al partido Acción Nacionalista Vasca (ANV) al interpretar que no existía ‘el más mínimo indicio de pertenencia, integración, vinculación orgánica, ni siquiera temporal o transitoria, de ANV con ETA-Batasuna’, rezaba aquel auto judicial.
¿Qué ha pasado en apenas un año para que el celebérrimo juez andaluz haya cambiado radicalmente de opinión?, nos preguntamos algunos. Que se sepa, ANV lo siguen componiendo hoy las mismas personas que hace un año. Que se sepa, ANV sigue sin condenar los atentados terroristas de la Eta, al igual que hacía un año atrás. Entonces, ¿porqué ha tuneado de esta forma sus autos judiciales el mediático juez Garzón?
Muy fácil. Fin del proceso de paz (otro eufemismo sacado de la chistera socialista) y asesinato en Mondragón del ex concejal socialista, Isaías Carrasco. Pero ahora Zapatero ya no necesita ni a Otegui -anteriormente denominado por él, hombre de paz-, ni a sus secuaces, vuelve a recurrir a Garzón. Y, éste, como de favores entiende una barbaridad, y además interpreta como pocos el peso de las circunstancias políticas del momento, ha creído conveniente ilegalizar todo lo que tenga que ver con Eta y su entorno.
Para llegar hasta ahí, el capataz Zapatero se atrevió a transitar los caminos más peligrosos con la ayuda de su inagotable costalero, Baltasar Garzón.
Un año después, ahora que las circunstancias sí se lo permiten, hemos podido escuchar la orden: ‘Baltasar, a ésta es’.
Un año después, ahora que las circunstancias sí se lo permiten, hemos podido escuchar la orden: ‘Baltasar, a ésta es’.
1 comentario:
gran ironía el nombre de la etarra esta, Inocencia
no entiendo todavía como Zeta sigue al mando...
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