El nigeriano Amby Okonkwo vende pañuelos en un semáforo de Sevilla por 15 euros al día y a 40 grados a la sombra. Ayer pudo haberse quedado con el jornal de medio año y ahorrarse el asfixiante calor, pero su conciencia le hizo devolver una pequeña fortuna caída del cielo. A las 9.30 encontró una cartera que un motorista acababa de perder con 2.700 euros en efectivo, un cheque por valor de 870 euros, un talonario, una cartilla de ahorros y documentación. Poco después devolvió la cartera intacta a una pareja de policías. (EL PAIS).
De las mejores noticias que habré leído nunca. Y asombra encontrarse con ellas. Esta nos impresiona porque en nuestro cuadriculado esquema mental no nos encaja que un hombre que vende pañuelos en la calle se permita el lujo de tener honradez. Vemos como en el mundo real la honradez pocas veces brilla por su presencia, y por eso creemos que el negro del semáforo no es capaz de tenerla.
Lo cierto es que hay quienes tienen mucho dinero pero carecen de honradez. Y los hay como Amby Okonkwo, que a pesar de necesitar dinero como el comer -y nunca mejor dicho-, mantiene intacta su honradez. Precisamente él, que carece de papeles en regla y que podría prescindir de la honradez como pretexto para sobrevivir en su ardua rutina diaria, no dudó en acudir a la policía. Habría que preguntarse qué hubiésemos hecho nosotros en su lugar. Que lección nos ha dado a todos. Será verdad aquello de que: 'No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita'.
1 comentario:
Me sorprende que sorprenda. La pobreza no es sinónimo de delincuencia ni de falta de honradez. Muchas personas renuncian a chanchullos y por eso no son ricas. Saludos
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