Cuando los españoles entramos en el siglo XXI nadie presagiaba que la guerra civil -superada con éxito durante la transición del franquismo a la democracia- volviese a ser un tema espinoso y molesto para la sociedad... hasta que llegó Zapatero.
Resultó que este vallisoletano que dice ser leonés le cogió gusto al pico y la pala. Por eso, a partir del momento en el que fue aprobada la manida Ley de la memoria histórica, se pusieron manos a la obra. A cavar sea dicho, eso sí, sólo en las fosas en las que están enterrados los buenos. De Paracuellos de Jarama ni hablar del peluquín. ¿Y si se pisotean los derechos de la familia de Lorca que se opone a la exhumación del cuerpo 72 años después? Nada, nada. ¡A pico y pala!
En el haber zapateril pesa el dudoso mérito de que los nietos de la guerra civil hayan recuperado la bilis y el odio que sus padres decidieron enterrar hace ya varias décadas. Si por lo menos fuesen coherentes, a por el primero que tendrían que ir es a por Carrillo, que a diferencia del Caudillo, está vivito y coleando. Pero no, al histórico líder comunista le rinden homenajes. Por lo tanto, habrá que analizar si en el ánimo de Zp pesa más el deseo de justicia o el deseo de venganza y revanchismo.
A lo mejor lo que pretende es ganar la guerra en el año 2008, y claro, por mucho que tenga al juez estrella a su entera disposición y todas las excavadoras del mundo, eso es imposible. Encima, todo lo que hace lo justifica con el fusilamiento de su abuelo en la guerra. Delirium tremens.
Al otro lado del Atlántico, en el país al cual Zapatero menospreció de manera ridícula e infantil, acaba de ganar las elecciones un hombre hijo de un señor keniano y de una señora de Kansas. Los EEUU, el país en el que todo es posible, no olvida tampoco lo que sucedía tan sólo hace unas décadas. La población negra no tenía los mismos derechos civiles que los blancos. Hasta 1996 quedaba un Estado en el cual no se permitían los matrimonios entre ciudadanos de distinto color de piel.
Obama ha dicho nada más saber que se convertía en el primer presidente negro de la historia de los USA que su política no se construirá sobre cimientos llenos de rencor o venganza. Y seguro que tiene más peticiones de ciudadanos negros clamando leyes positivas que las que haya podido tener Zp en favor de la ley de memoria histórica.
Pero claro, los Usa is not Spain. Y Obama no es Zapatero. Por algo son la primera democracia del mundo. Ahora sólo falta comprobar cómo de grande será el chasco que se lleve la progresía española cuando Obama le tenga en cuenta a Zp el menosprecio que le propinó a la bandera americana. Allí la izquierda también es diferente.
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