Decepcionados por el ridículo de la cacerolada de la Complutense, la izquierda laicista convocó otro acto para pedir el cierre de las capillas en las universidades. ¿Lugar?: la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla de la Complutense, cortesía del siempre generoso Berzosa. Para que el acontecimiento adquiriese mayor caché acudieron al rescate las siempre fieles élites de la intelectualidad retroprogre, vamos, lo mejor de cada casa.
Uno de ellos fue el exlíder de IU, Gaspar Llamazares, quien se escandalizó de que “la derecha ultramontana” considere sacrilegio el asalto a la capilla. Otro con mucho tiempo libre es Willy Toledo, al que no le dolieron prendas en abroncar a las asaltantes -allí presentes, con ropa, afortunadamente- porque no le avisaron a tiempo de “irse a desnudar con ellas”. Toledo, que no actúa en una película desde Desechos, (¡qué título más conseguido!) se ha convertido en el bufón de la izquierda: igual ensalza al líder vietnamita Ho Chi Minh que defiende la dictadura de Castro. “Queda una transición religiosa pendiente”, claman las hordas laicistas. Qué miedo cuando quienes lo dicen son los nostálgicos del Frente Popular.
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