jueves, 27 de octubre de 2011

Buen trabajo, camaradas



El 6 de noviembre se cumplirá el 75 aniversario de la Batalla de Madrid. En aquellos días de checas y paseos todos creyeron que la capital de España caería en manos de Franco en cuestión de una semana. También lo creyó el propio Gobierno republicano, que huyó de madrugada camino de Valencia. Si no se produjo tal victoria de los nacionales fue en gran medida por el enorme desgaste que acumulaban las columnas de Varela (en combate desde agosto) y por la entrada en la Guerra de las Brigadas Internacionales junto al bando republicano.


¿Quiénes eran y quién creó dicha Brigada?


Un poco antes de la batalla madrileña, el 16 de octubre, llegaron los primeros soldados de las Brigadas Internacionales a Albacete. Según los comunistas españoles los internacionalistas “vinieron a luchar contra el fascismo y en defensa de la libertad durante la guerra civil”. ¿Stalin en defensa de la libertad? La verdad es que la Brigada estuvo bajo tutela soviética durante toda la guerra. El propio Stalin le mandó un telegrama a José Díaz, secretario general del PCE, en el que le dejaba claro que “librar a España de la opresión de los reaccionarios fascistas no es un asunto privado de los españoles”.


Para que todo se ejecutara -nunca mejor dicho- acorde a las conveniencias de la Internacional Comunista, la URSS encargó tal empresa a André Marty, miembro del Partido Comunista Francés. Marty no tuvo dudas del carácter de la misión: “desde ese momento, toda la España republicana estuvo dominada por los comunistas”. Sus méritos en la retaguardia -quinientos asesinatos, muchos de ellos de su propio bando- le hicieron ganarse el apodo de el carnicero de Albacete.


Todo eso bien vale un monumento. Así ha debido pensar el actual Gobierno, que ha erigido un monolito en honor de los brigadistas en la Ciudad Universitaria madrileña. En él hay grabada una frase de La pasionaria -sí, la experta en amenazas de muerte en el Congreso durante la II República-: “sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia”.


Como la historia es pura ironía nos encontramos con que el encargado de inaugurar el monolito ha sido José Carrillo, hijo de Santiago Carrillo y rector de la Complutense. Como todos sabemos -pero no todos reconocen- Papá Carrillo fue responsable de orden público de la Junta de Defensa de Madrid en 1936 y más que presunto autor del crimen genocida de Paracuellos del Jarama en noviembre de ese mismo año.


Pero que nadie se llame a engaño. Ninguno de estos protagonistas perderían un minuto de su tiempo en hablar de Paracuellos. Los que allí perecieron eran católicos y/o de derechas. Motivo suficiente para la omertá. Paracuellos, el Katyn español.

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