La semana pasada la cumbre Europea nos dejó como resultado el acuerdo de los líderes de los Estados Miembros sobre tres temas principales:
1.Los líderes alcanzaron un acuerdo para liberar el tercer tramo del rescate a Grecia, que consta de 13.000 €MM, incluyendo una quita por parte de los inversores privados de hasta el 50%, que supondría que el país heleno rebajase su deuda en 2012 hasta el 120% del PIB.
2.En segundo lugar, se acordó ampliar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera hasta en “4 ó 5 veces”, actuando éste como seguro ante posibles pérdidas de países vulnerables.
3.Por último, se concluyó que todo el sistema bancario Europeo debería alcanzar un “core capital” del 9% antes de Junio de 2012, estimándose las necesidades de capital para toda la Eurozona en 160.000 €MM.
Todas estas noticias abrumaron a los mercados, provocando que los equities (bolsas) se dispararan entre un 3% y un 5%, y que los principales índices de crédito se estrecharan dando un respiro a Estados y compañías para poder captar financiación en los mercados a niveles más asequibles.
Parecía que todo iba en el camino correcto hasta el pasado Martes, cuando el primer ministro Griego, Yorgos Papandreu, sorprendió a los líderes europeos diciendo que someterá a referéndum la decisión de acatar más medidas de austeridad. Esto significa que, si el pueblo griego decidiera votar “No” a las nuevas medidas exigidas por la UE, no se liberaría el nuevo tramo del rescate heleno produciéndose un “default” o impago desordenado de Grecia, y por lo tanto, su salida de la moneda única.
Las consecuencias para los helenos serían nefastas, desde la imposibilidad de conseguir financiación fuera de su país, hasta la devaluación de su moneda local (dracma) hasta niveles que harían peligrar los ahorros de los ciudadanos griegos y además, imposibilitarían hacer frente a los pagos de petróleo (se comercia en dólares), lo cual paralizaría industrias, transportes etc.
Podríamos decir que este es el ejemplo lo que pasaría si los “indignados” llegaran al poder y se aplicara aquello que llaman “democracia real”. Sí el referéndum tiene como respuesta la no continuidad en la moneda única, los recortes que asumen hasta el momento no serían nada comparado con los que tendrían que soportar para que su país no se hundiera en la más profunda de las miserias. Una auténtica ruina.
Un default desordenado de Grecia llevaría a una total aversión al riesgo periférico. ¿Prestaría usted su dinero como inversor a países con riesgo de no pagar? La respuesta es obvia.
Los mercados se centrarían en los países con mayores posibilidades de abandonar la zona euro, produciéndose una inmediata fuga de capitales y además, se cerraría la posibilidad de financiarse en los mercados internacionales para países como España y las compañías aquí residentes. El cierre del grifo de la financiación supondría que compañías y Estado se viesen abocados a no tener déficit alguno, lo que se traduciría en maximizar su eficiencia provocando más despidos y llevando a nuestro país al caos más absoluto.
En Europa los bancos tenedores de deuda griega tendrían que ser recapitalizados de urgencia, saliendo el dinero de los propios Estados o del BCE. Fuera de la zona euro también podría tener impacto una suspensión de pagos desordenada de Grecia, ya que los Bancos habrían cubierto sus posiciones con CDS (Credit Default Swaps), y los mayores emisores de estos productos se encuentran en EE.UU.
En definitiva, la situación de crisis de deuda europea está alcanzando niveles de tensión históricos. Si saliese adelante el “no” en el referéndum que Papandreu se ha sacado de la manga para no asumir las responsabilidades y no inmolarse políticamente en su país, el resto de la Eurozona se vería afectada muy negativamente y el efecto contagio a Italia y España sería casi inevitable.
Que Dios nos coja confesados…
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